Es una decisión muy personal, que dependerá de nuestros gustos personales y creencias, su significado suele estar ligado a la religión y se usa especialmente en ceremonias religiosas; Aunque es lo más habitual, si te decantas por él, puedes usarlo también en bodas civiles.
La tradición se remonta a la antigüedad, era una forma de evitar que el novio viese la cara de su prometida antes del enlace, ya sabemos que se trataba de bodas concertadas… Los romanos lo utilizaban como amuleto ante la superstición de las envidias de otras mujeres al ver desfilar a la novia, esto podría provocar el “mal de ojo” sobre ella. Desde el siglo XIX, se impuso como obligatorio simbolizando la virginidad y pureza de la novia, de ahí a que fuera blanco como el vestido.
A la hora de elegir el velo debes tener en cuenta los modelos que irán mejor según tu peinado, estilo o el escote del vestido.
El velo ha ido variando en cuanto a tejidos, longitudes e incluso colores.
Las ultimas tendencias apuestan por colores suaves, aportando un toque diferenciador al vestido y resto de complementos de la novia. Si estás decidida a usarlo, puedes optar por un velo corto, medio, largo, en organza o tul…
El los últimos años los tocados han sustituido al velo y las novias han preferido usar otro tipo de complementos, pero la tendencia ha vuelto y los diseñadores vuelven a colocarlos como pieza central del look nupcial.